martes, 5 de junio de 2018

SEMANA 11 CIENCIAS SOCIALES 2018

TEMA: MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA.
  • Introducción a la unidad número 3. Inicio del segundo periodo académico.
  • Se establecen los acuerdos y compromisos de grupo.

A lo largo de la historia, los movimientos sociales de Latinoamérica tuvieron una fuerte influencia anarquista, principalmente italiana y española, de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Estos inmigrantes anarquistas se dirigieron hacia zonas rurales y urbanas formando las primeras levas de movimientos obreros, que eran básicamente artesanos y trabajadores de pequeñas actividades económicas. A partir de los años veinte, la expansión de las manufacturas en la región creó condiciones para el surgimiento de un proletariado más industrial, que tuvo su pleno desarrollo durante la década del treinta. Posteriormente, se creó un clima político favorable a la huelga general como forma de lucha principal. A través de estas huelgas generales, los obreros, campesinos y artesanos, buscaban reivindicaciones como la reducción de la jornada laboral a ocho horas, ajustes salariales y mejoramiento en las condiciones de trabajo y de vida. Sin embargo, muchas de estas huelgas fueron reprimidas por parte de algunos gobiernos latinoamericanos, impidiendo que los movimientos obreros y campesinos pudieran acumular suficientes fuerzas. La Revolución rusa de 1917 se convertiría en el referente para los movimientos sociales.

El movimiento campesino y obrero

Durante años, los campesinos latinoamericanos sufrieron una fuerte dominación por parte de los propietarios de la tierra quienes los sometían a condiciones extremamente negativas de cultivo y organización. Solamente las comunidades indígenas poseían los medios para auto dirigirse, a pesar de las represiones que sufrieron históricamente. Ellos fueron la cabeza de una insurrección popular que fue una referencia fundamental en toda la región: la Revolución Mexicana de 1910, que tendría una base campesina extremamente significativa. Fue a partir de los años veinte y treinta, que los movimientos campesinos llegaron a tener un auge relativamente importante en América Central cuando ya existía una explotación de campesinos asalariados directamente subordinados a empresas norteamericanas que los organizaban en las actividades exportadoras. En esta región se formaron bases de lucha por la reforma agraria que, debido a la fuerte presencia estadounidense, se mezclaron con las luchas nacionales contra la dominación norteamericana. Este es el caso del sandinismo, de las revoluciones de El Salvador y de las huelgas de masas cubanas.

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